Aquí en donde el celoso sidéreo contempla muy de cerca las estrellas y se elevan en mitad de la vía altos andamiajes, irradiaban los atrios soberbios del fiero tirano y había ya una sola casa en toda Roma. Aquí en donde se eleva la augusta moles del hermoso anfiteatro estaban los estanques de Nerón. Aquí en donde admiramos las termas, obra prontamente acabada, un campo inmenso había exprpiado las casas de los míseros ciudadanos. En donde el pórtico de Claudio proyecta sus amplias sombras, venían a terminar las últimas construcciones del palacio imperial. Roma ha sido devuelta a sí misma y, contigo en el trono, César, hace las delicias del pueblo lo que las hacía de su señor.
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