He tenido que esperar hasta media tarde para que el reloj empezase a acelerarse junto con el ritmo de mi respiración... tenía que recuperar ese halo que tanta vida me da. Todavía me sorprendo a mi misma de lo mucho que dependo de la gente a la que quiero, y como cada vez que falla algo con ellos se apagase una estrella, sí es sólo una estrella, no?, pero todas forman algo grande, muy grande. Parece que cuando esa estrella se enciende todo vuelva a recobrar sentido...
Todo seguido por una tarde de risas, comida de la que engorda y buena compañía. ¿Qué más se puede pedir?
Tengo la mesa desordenada, al igual que mi cabeza... gracias que de vez en cuando alguien me ayuda a ponerlo todo en orden.
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