Una parte de mi locura

Mi foto
Spain
Que tú estás aquí, que existe la vida, que prosigue el poderoso drama y que tú puedes contribuir con un verso ¿Cuál será el tuyo?

martes, 30 de agosto de 2011

Dicen que la inspiración se busca en sitios tranquilos... mentira, es ella quien te encuentra

Aquí estoy, imaginándote, al final de una calle que parece llevar tu nombre, en la que sueño que me esperas, que me quieres, que me haces tuya de nuevo. Aquí estoy, en el más recóndito lugar, ese que sólo nosotros dominamos e hicimos nuestro durante años; en el que todavía hoy sigo esperando y poder así recuperar lo que daba ritmo a tan frágil corazón. Sólo así me siento viva, soñándote. Porque eso es lo que ahora eres, un sueño...

Nos acostumbramos a cosas que no debimos tomar como rutina, volamos demasiado alto y no aterrizamos a tiempo, y se acabó, como se acaba un libro, una canción, como acaba una vida. Desde entonces es como si mi vida también hubiese terminado, aunque todavía me sorprenda abrazada a las sílabas de tu nombre.

¿Qué me diste que me hacía tan feliz? No eras el primero, pero era esa la sensación. Quizá cada vez que amas sea como la primera, transcurre de manera maravillosa, hasta que se apaga la que dicen  llama del amor” y te sorprendes al ver que tuya fue la culpa por creer en algo que conocías su aciago final, que estaba escrito.

Las personas como yo, habituadas a senderos rectos, perdemos la noción de lo que nos rodea  cuando entramos en tan pantanosos lugares, olvidamos que no pisamos sobre seguro y hasta que no nos vemos inmersos en el fango no nos damos cuenta de lo difíciles que se han vuelto las cosas.

Tú viste que yo me hundía con tu amor, y me olvidaste, dejándome perdida, con destino a las profundidades del inmerso mar que dicen que es la vida. Y me mantuve a flote con la fuerza de un sentimiento que se había transformado en valor, en ganas de seguir amándome a mí y a la vida. Estaba dispuesta a todo, había conseguido exprimir gota a gota los restos del perfume de tus besos, de tus te quiero, de tus cálidas sonrisas en mañanas frías como esta.

Por eso te doy las gracias, por todos y cada uno de los momentos en los que fuimos uno, por todas  las veces que esperabas que yo buscase tus labios y todos aquellos lugares escondidos de los que tú decías que nadie más tenía llave. Solamente tú conseguías encenderme. Sé que todo roce, mirada o palabra eran poco para ti, que buscabas las cosas superfluas que yo entendía inútiles, por eso perdí esta partida.

Me estremece que las musas me hayan llenado de ti hoy, que te haya podido recordar como entonces, mirándome con tus ojos tan azules como el cielo en el que viajamos, tan profundos como la belleza de la historia que vivimos, tan brillantes como el sol al que prometiste llevarme un día, tan transparentes como yo soy, porque si siento la necesidad de decirte te quiero, no hace falta, lo lees cada día en todo lo que algún día fue tuyo, pero quisiste dejar marchar.

Siempre te esperaré aquí, en la calle que parece llevar tu nombre, siempre te esperaré dentro de mí.

                                                                                                                                                        Hypatia

No hay comentarios:

Publicar un comentario